

En el marco del proyecto “Árbol de los derechos” dedicamos el mes de julio al
, un derecho fundamental que abre puertas, oportunidades y futuro.La educación es mucho más que asistir a clase. Es un derecho humano que permite a cada persona desarrollarse, participar en la sociedad, alcanzar sus metas y construir su vida con autonomía y dignidad.
Cuando hablamos de “educación de calidad para las personas con discapacidad” nos referimos a:
- Recibir apoyos personalizados adaptados a las necesidades de cada alumno/a.
- Contar con profesionales formados en atención a la diversidad y metodologías inclusivas.
- Valorar y proteger los centros de educación especial como espacios especializados en la educación del alumnado con discapacidad.
- Disponer de materiales, instalaciones, recursos y tecnología accesible.
- Ser parte real del grupo y la comunidad educativa, no solo estar presente en el aula.
En lo referente a la educación en centros ordinarios, aunque la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y nuestra legislación reconocen el derecho a una educación inclusiva aún persisten realidades como la limitada adaptación curricular, la dificultad de acceso a etapas posobligatorias y universitarias, los materiales y entornos poco accesibles, la escasa presencia de la figura del auxiliar técnico educativo en los centros escolares o sus insuficientes funciones. Reivindicamos que los centros de educación ordinarios se conviertan en espacios realmente inclusivos, con recursos, apoyos y formación suficientes para atender a todo el alumnado, sin exclusiones.
Además, no debemos olvidar que los centros de educación especial son una respuesta educativa clave para muchas personas con necesidades de apoyo y deben seguir siendo un recurso educativo esencial, con mejores condiciones, más recursos, reconocimiento y participación real en la construcción de un sistema inclusivo que no deje a nadie atrás. Como tal, reclamamos que los centros de educación especial formen parte de un sistema educativo inclusivo, interconectado y flexible, donde cada persona reciba la respuesta más adecuada a sus necesidades, respetando siempre su derecho a la educación en igualdad de condiciones.
Con la hoja de la educación de calidad seguimos construyendo un árbol que nos recuerda que los derechos no son deseos, favores ni sueños, son garantías que todas las personas deben tener para vivir con dignidad e igualdad.